Durante más de setecientos años los escoceses habían esperado aquella fecha. El 30 de noviembre del 1996, día de San Andreus—patrón de Escocia—, la ciudad de Edimburgo etaba llena de gente. La gente era consciente que aquel día podría cambiar el destino de la nación y por eso casi doce mil personas se congregaron alrededorSigue leyendo