Entre los toldos del mercado de agricultores de Aberdeen, el pasado sábado se mezclaban los que habían ido a comprar y los forofos del deporte que se reúnen a los pubs de la zona cada vez que hay competición. A la hora de comer, coincidiendo con el partido de rugby de los Juegos de la Commonwealth entre la selección escocesa y la de Nueva Zelanda, los locales estaban llenos, pero pocos clientes paraban atención a la retransmisión. A juzgar por la pasión de los seguidores, el interés por el partido de la selección era casi nulo. Pero, aún así, desde que la semana pasada se inauguraron los Juegos de la Commonweath —unos Juegos Olímpicos a pequeña escala en que compiten naciones del antiguo Imperio Británico—, muchos analistas políticos tienen la mirada puesta en los efectos que la cita puede tener sobre lo debate independentista. ¿La victoria de los deportistas escoceses ayudará a exaltar el orgullo nacional?
Estos no son unos Juegos cualesquiera. En primer lugar porque se celebran en Glasgow, la capital económica de Escocia, y en segundo lugar porque estamos a sólo ocho semanas del referéndum de independencia. Por lo tanto, es casi imposible desvincular los Juegos —en que los deportistas escoceses no juegan con la selección del Reino Unido sino contra Inglaterra, Gales, Irlanda norteño y 68 equipos más-— del debate sobre la independencia. Por eso los partidos unionistas pidieron a Alex Salmond, el primer ministro de Escocia, que no utilizara los Juegos para hacer campaña política. Y es que en el imaginario británico está muy fresca la imagen de Salmond —sentado detrás del primer ministro británico, David Cameron— con la bandera de Escocia celebrando la victoria del tenista Andy Murray en el torneo de Wimbledon del año pasado. El secretario de estado británico por Escocia, Alistair Carmichael, ha advertido que sería “una gran tontería” volver a utilizar el deporte para promover la independencia. Pero algunos independentistas temen justamente el contrario, que los Juegos sean un espacio de reivindicación de la unidad del Reino Unido. “Los Juegos están estrechamente vinculados al antiguo Imperio Británico y a la monarquía, dos elementos que pueden ayudar a exaltar el patriotismo británico”, explica Nicky Patterson, activista del Radical Party, una plataforma que aglutina partidos y sindicatos de la extrema izquierda independentista. ¿Pero hasta qué punto los juegos influirán los votantes llamados a las urnas el 18 de septiembre?
De la euforia a las urnas // “Si la selección escocesa obtiene unos buenos resultados, habrá una punta de euforia, pero desaparecerá a corto plazo. Dentro de dos meses, en el momento de referéndum, el efecto casi habrá desaparecido”, asegura Michael Silk, experto en la relación entre deporte e identidad de la Universidad de Bath. En todo caso, la organización de los Juegos ha establecido una normativa estricta para controlar las acciones políticas dentro de las instalaciones deportivas. Esto significa que los activistas que traigan distintivos a favor del sí o el no a la independencia los pueden lucir en el entorno de las zonas deportivas pero se los tendrán que sacar antes de entrar a las instalaciones. Política y deporte compiten a partes iguales en Glasgow. (Diari ARA, 02/08/2014).