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Pronto, los aromas de albahaca, cilantro, canela y menta, de quesos rebozados, de escabeches y de bacalao con miel volverán a impregnar el ambiente de los restaurantes de Tortosa. Falta poco para que empiece la Fiesta del Renacimiento y, estos días, el olfato delata a los cocineros que ya han puesto la olla a hacer chup-chup. Y es que cada tercer fin de semana de julio, – este año del 18 al 21 de julio— la capital de las Tierras del Ebro recrea el siglo XVI y se convierte en un ir y venir de espectáculos: el sonido de timbales, dulzainas, tarotas, cornamusas y violas de rueda se superpone al griterío de los soldados, mercaderes y nobles que pasean por las plazas del casco antiguo. La fiesta se vive en la calle, pero también en la mesa. “La gastronomía es una de las mejores herramientas para sumergirse en la cultura de la época. Las jornadas gastronómicas que organizamos los restauradores de Tortosa son un complemento esencial para los que quieren saborear, en sentido literal y metafórico, la Fiesta del Renacimiento”, explica Margaret Nofre presidenta de la asociación de Platigot y propietaria del restaurante Sant Carles.
Tras los platos que presentan los chefs tortosinos – albóndigas de hígado de pollo con queso, crepes de hierbas aromáticas, arroz con cáscara- hay un trabajo de investigación riguroso. “En los recetarios medievales y del Renacimiento no aparecen las proporciones de los ingredientes y por eso trabajamos junto a Josep lledonosa, chef y estudioso de la cocina catalana antigua. Con él pudimos restituir muchas recetas de la época”. En la cocina del siglo XVI no había ni patata, ni tomate, ni pimiento, ni alubias, ni calabazas, ni calabacines, ni maíz, ni chocolate… son productos procedentes de América que en el siglo XVI aún no se habían integrado en nuestra gastronomía. En la época, por tanto, abundaban los escabeches acompañados de frutos secos, especias y hierbas frescas. El lenguado, el salmón y la raya eran pescados populares, junto a la carne de caza. Nofre recuerda que “desde que empezaron las jornadas gastronómicas hace ya más de quince años, en cada edición de la fiesta los restauradores de Tortosa han ido añadiendo nuevas recetas la carta. Este año será unos postre que lleva por título ‘Buenas Naranjas de Jávea'”. La receta forma parte de un recetario medieval y se elabora con queso fresco, requesón, harina y huevo. De la pasta que resulta se hace pequeñas bolitas que una vez pasadas por la sartén se condimentan con miel, azúcar moreno y canela. “El aspecto final se parece al de una naranja pequeña y de aquí viene el nombre del postre”, puntualiza.
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