Los arroces, el pulpo a la brasa con patatas y aceite de chistorra, o los canelones de berenjena y ‘escalivada’ que cocina Carles Griñó te dejan en la boca un sabor de gloria. Si además, te los sirven a la terraza del restaurante ‘Lo Parque’ de Tivenys –entre los xopos del bosque de ribera que casi tocan el Ebro– la experiencia es cósmica. Y nada es fruto de la casualidad. Después de uno de periplo por los mejores restaurantes del país (l’Abac y el Saüc de Barcelona, el Celler de Can Roca de Girona, Les Magnòlies de Arbúcies y el Arzak de Sann Sebastian), hace casi dos años Carles decidió volver a casa a hurgar entre las raíces familiares y gastronómicas. Después de una remodelación, el verano pasado, Griñó se puso al frente del restaurante ‘Lo Parque’ de Tivenys.
La cocina del chup-chup es una de sus debilidades. “Yo aprendí a cocinar con las dos yayas. Recuerdo como hacían el arroz caldoso en bacalao, judías, morzilla y espinacas. Yo quiero poner en práctica las recetas de toda la vida, las del chup-chup, con productos de proximidad. Eso sí, con una mirada actualizada”, me comentaba tiempo atrás. Por eso los platos frescos del verano se alternan con una carta en de invierno que da protagonismo a la olla con fideos, judías y arroz con morzilla, arroces caldosos elaborados con la variedad marisma del Molí de Rafalet,escabeche de conejo, ternera cocida a baja temperatura con una quenelle de patata, costilla de cerdo a las hierbas aromáticas —tomillo y romero— y pies de cerdo deshuesados con compota de manzana al horno y ‘romesco’ picante.
(DO Terra Alta, Celler Ecovitres de Vilalba dels Arcs) y el Merian (DO Terra AlCeller Tarroné de Batea) unos vinos que no forman parte del corriente de las garnachas frescas y de aromas afrutadas, sino a los vinos complejos y con carácter, con notas de hoja seca, de hierbas aromáticas como el romero y manzanilla.
Después de un periplo por los mejores restaurantes del país, hace casi dos años Carles decidió volver a casa a rebuscar entre las raíces familiares y gastronómicas
Y atención con los maridajes. En la carta de vinos predominan los de la Terra Alta. Destacan dos de especialmente atractivos para los amantes del vin. Dos garnatxes blancas: el Mesies (Celler Ecovitres de Vilalba dels Arcs) y el Merian (Cellers Tarroné de Batea) unos vinos que no forman parte del corriente de las garnachas frescas y de aromas afrutadas, sino a los vinos complejos y con carácter, con notas de hoja seca, de hierbas aromáticas como el romero y manzanilla. (Foto: Josep Piñol)