En un rincón del Cafè de les Delícies, a la Rambla del Raval de Barcelona, se conserva una de aquellos tocadiscos de bar de los años cincuenta. No sé si el aparato todavía funciona, en todo caso ahora está, sobre todo, para reforzar la decoración vintage del local. Pero esto no va en detrimento de la oferta musical del café. Es muy agradable tomar una cerveza o comer un bocadillo de pan con tomate y queso seco, mientras de fondo suena la música de Bach, Mozart, Vivaldi y cantantes como Benabar, Cali, Travis, Edit Piaf, Manel, Mishima, Guillermina Motta, Llach o Maria del Mar Bonet. Creo que no hay ningún bar en Barcelona que supere la variedad y el buen olfato musical de este local pequeño.
Pero el hilo musical del Cafè de les Delícies no es sólo música enlatada escogida con muy buen criterio, sino también conciertos en directo. Todos los jueves, a la recámara interior, actúa el chelista y cantante Pau de Nut, un artista tan ecléctico como la música que pinchan al mismo local. Pau sabe combinar todos los recursos sonoros que ofrece el chelo —pizzicatos, spiccatos, detachés…— con su voz a veces fina otras desgarrada. El resultado? Versiones emocionantes de Ese hombre de Rocío Jurado, I’ll be your mirror de Lou Reed, Me quedo contigo de los Chunguitos o Enjoy de Bjork. Una puesta en escena sencilla pero extravagante acaba dando singularidad a sus interpretaciones. Y al terminar el concierto cada uno decide el precio de la entrada.
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