“La última parte del camino está en nuestras manos. Si caes, te recogeré”. Nicola Sturgeon, vice primera ministra de Escocia, recurrió a la canción Wild mountainside —uno de los hits de la cantante de Glasgow Eddi Reader— consciente que la campaña por el sí a la independencia entra en la fase final. Faltan 157 días para el referéndum del 18 de septiembre y para los nacionalistas ahora empieza el esprint. Por eso, la conferencia de primavera del Partido Nacionalista Escocés (SNP) —que acabó ayer en Aberdeen— se convirtió en un clamor para unir esfuerzos y cambiar las encuestas que, a pesar del aumento progresivo del sí, dan la victoria a los unionistas.
Los discursos en Aberdeen fueron un guiño constante a los votantes de izquierdas no nacionalistas. En el discurso de clausura, Alex Salmond, el primer ministro escocés, centró su intervención en las políticas sociales y acusó el gobierno de Londres de desmantelar el estado del bienestar y privatizar los servicios públicos. “En una Escocia independiente, decidiremos sobre el sistema de salud, la economía, la seguridad y el petróleo del mar del Norte. Ahora Westminster lo decide por nosotros”, denunció. “Demasiada gente piensa que votar independencia es votar el Partido Nacionalista Escocés. Pero, en realidad, votar independencia es votar la campaña del sí, integrada por gente muy diversa dentro y fuera de mi partido”, aseguró Salmond. Y reforzando esta idea, Nicola Sturgeon, la número dos del gobierno de Alex Salmond, enumeró otros partidos y plataformas que apoyan al sí: el Radical Party, las Mujeres por la Independencia, los Empresarios por Escocia, el grupo de artistas National Collective y los Asiáticos de Escocia por el Sí, entre otros. “Incluso en el Partido Laborista, partido oficialmente unionista, hay críticos que se han unido a nosotros”, concluyó.
El día después del sí // En Aberdeen, Salmond anunció que si Escocia vota sí, al final de septiembre creará un grupo de negociadores —formado por miembros de todo el espectro parlamentario— para pactar con Londres las condiciones de la independencia. Es decir, temas tan sensibles como el reparto de activos y pasivos, el proceso de integración a la Unión Europea o el mantenimiento de la libra esterlina. Este anuncio llega una semana después de que el periódico The Guardian recogiera las polémicas declaraciones anónimas de un ministro británico según el cual es posible un acuerdo para compartir la moneda entre Escocia y el Reino Unido, una idea que contradice la posición oficial del gobierno de Westminster.I mientras el referéndum se acerca, continúan las advertencias de los unionistas. Esta semana el ex secretario general de la OTAN, el laborista George Robertson, dijo desde los Estados Unidos que la independencia de Escocia sería un cataclismo para Occidente en una época de revueltas internacionales. A la vez, un estudio del gobierno británico aseguraba que en caso de independencia aumentaría la factura de la energía en Escocia, una subida que haría perder competitividad a las empresas. Todo ello, deja bien claro que nadie da nada por ganado —ni por perdido— y que las tensiones entre partidarios y contrarios a la independencia continuarán hasta el día antes del referéndum.
(Diari ARA, 13/04/2014) (Photo1. Alex Salmond and Nicola Sturgeon // Photo2: George Robertson – The Guardian)
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